jueves, 3 de mayo de 2012

Su muerte


SU MUERTE. El biografiado, FIDEL EGBERTO CASASOLA VENEGAS, falleció en esta población, a la edad de 88 años, el día 19 del mes de febrero de 1996, tras larga enfermedad provocada por una aneurisma taracoabdominal, a nivel del costado derecho, que impedía el flujo normal de la sangre, y sus restos mortales  reposan en el cementerio general de la población, en aldea Espíritu Santo, junto a los de su querida esposa, FELICINDA SAAVEDRA TERRAZA de CASASOLA.
Oportuno es dedicarle al homenajeado, con motivo del aniversario de su fallecimiento, en un día como hoy, las siguiente composición en prosa, que de seguro alimentara su espíritu:
¡Oh! padre querido, partiste al más allá, al mundo de lo desconocido, para nunca jamás volver, llevándote contigo al poco tiempo, a nuestra amada Madre, Felicinda, dejando como herencia profundas huellas de sabiduría, dignas de imitar/Te fuiste a seguir viviendo bajo excelsas normas celestiales, en la gloria eterna del espíritu Santo/ Pero ten presente, que aquí, aún vives en la conciencia y el corazón de tus hijos, nietos y bisnietos, que te amamos/Porque, como ayer, tu prole y tu pueblo te recuerdan a cada momento/ Que nosotros aquí, estamos siempre relacionados, viviendo más o menos bien, acatando tus consejos en vida y al ritmo de las influencias de tu espíritu, ahora/ Y hemos dejado escrito y recomendado en tu biografía, que tus descendientes de hoy y los que vendaran después, deben recordarte siempre, honrando tu nombre y tu memoria, por doquier/Emulando todo lo positivo que fuiste, a tu paso por esta tierra, que en espíritu sigue siendo tuya, y que a lo grande disfrutaste y a tus hijos forjaste/Más por ahora, en nombre de todos, solo te pedimos una plegaria, allí cerca,  que nos conceda el espacio  que en el cielo, entre nuestras nuevas vecinas, las ánimas benditas, por designio del Creador, debemos en no lejano día ocupar, pues algunos de nosotros, en el atardecer de la vida, por no decir, casi anochecer, esperando la transición estamos ya/Para que juntos de nuevo, con el gran clan ancestral terrestre que fue, de nuestra progenie, volvamos a compartir a la usanza etérea, si es que por nuestras virtudes aquí, el portero de ultratumba, San Pedro, nos abre el portón de esa dimensión celestial, para cobijarnos en su reino de gloria/ Mientras tanto, te deseamos que seas muy feliz en  el otro mundo infinito y no te arrepientas de haber traspasado el umbral de la existencia, pues la vida  ha cambiado enormemente y es hostil,  por la intromisión despiadada del demonio, que nos está haciendo trizas /Que tu alma permanezca en gozo de santa paz, acompañado de Cristo Redentor, allá en el otro infinito mundo desconocido, juntamente con nuestra madre Felicinda, querida.

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